De vez en cuando necesitas a alguien, alguien que te acaricie la mejilla, mientras te susurra al oído lo especial que eres, aunque ni siquiera tenga razón y lo sepas, necesitas escucharlo. Necesitas sentirte querida, necesitas sentirte protegida por unos cálidos brazos deseantes de tu fria piel. Necesitas un dulce aliento que te erice los pelos de los brazos, que te entren escalofríos por todo tu cuerpo. Necesitas sentirte única. Necesitas entender el motivo de tu existencia, saber que alguien depende de ti, de tu manera de ser, de tu manera de actuar, de tu manera de hablar.
Necesitas tener una razón por la cual no querer desaparecer y dejar todo atrás, a su suerte.
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